miércoles, 3 de septiembre de 2008

"El Cuarto Poder"

EL CUARTO PODER

Ayer, (La Provincia, 04-08-94) Carmen Ferrera escribía: "Ahora que se ha alcanzado la mayoría de edad", "ahora que el cuarto poder puede ejercer en libertad", "equilibrando la balanza y poniendo las cosas en su sitio", "se puede perder el rigor y la seriedad, se puede distorsionar, manipular, sacar las cosas de su contexto, se puede practicar una especie de terrorismo escrito, inclinándose hacia un determinado interés disfrazado de ecuanimidad".

Y siguen unas consideraciones concretas que no son más que su opinión personal, y que desde la mía no son más que, dentro de su parcial visión de la verdad, unos rebrotes furibundos y forofos de su sarpullido psoista, en una empachada y no se si interesada defensa del socialismo y de su visceral fobia al PP. Hasta al más apasionado psoista le deben hacer sonreír "que vienen los fascistas", "a mordisco limpio", "el socialista Jáuregui", etc. Es tal su desequilibrio, - en el sentido de no ser equidistante de los extremos, no en el mental, ¡claro!,- que hacen más daño a quien defiende que a quien ataca. Pero no quiero comentar su, a su parecer frívolo, amor a Jáuregui y sus opiniones sobre el PP, sino sus principios sobre LA PRENSA.

El cuarto poder, prensa y comunicación, NO ES LA VERDAD, ni cuando se escribe en nombre del periódico, editoriales, matización y envoltorio o forma de dar las noticias, que "marcan" "una dirección", aún en aquellos que se autotitulan "diarios independientes", ni cuando se escribe como columnista que aún es la opinión más privada y personal.

Tienen los medios de comunicación, como instituciones de la sociedad, y los periodistas como profesionales honestos, la obligación cívica y moral, (antes los demás, ante Dios si son creyentes y antes sí mismos, siempre) de BUSCAR la VERDAD. Pero su esfuerzo no quiere decir que la posean ni que sean equivocadas "las opiniones de los contrarios". En lo humano, no hay nada tan malo que no contenga algo bueno, ni nada tan erróneo que no tenga algo de verdad. El periodismo debe tender siempre a la "sofrosine" y a la ecuanimidad.

Apropiarse la verdad e igualar mi opinión a la verdad objetiva es a todas luces una forma de totalitarismo intelectual.

No es la tolerancia, - estás equivocado pero te soporto,- sino el respeto, - acepto tu contraria opinión que puede ser verdad o parte de la verdad como pudiera serlo la mía,- el que sostiene el pensamiento democrático.

Tiene la Prensa, como la Iglesia en su tan criticada misión profética, aunque con distintos matices, la obligación de denunciar la injusticia, el error, la corrupción, los totalitarismos, la falta de solidaridad, o la injustísima indiferencia ante la degradación del hambre y la opresión, con un larguísimo etcétera.

Como tiene la misión de alabar para alentar toda acción social, individual o colectiva, gubernamental, de partido, institución o asociación, que mejore la sociedad y el bien común. Y debería "cargarse" más de noticias positivas para no caer en el trementismo ni en una visión desequilibrada e injusta de la humanidad.

Pero todo ello desde la simple y al máximo objetiva exposición o información, de los hechos escuetos, sin juzgarlos.

Es el lector el que debe sacar "sus consecuencias".

Debe en fin INFORMAR que es simplemente "dar la noticia" adecuándose lo más posible a la verdad objetiva. "Mira, aquí los tranvías son amarillos", dijo el deductivo. "Al menos éste y por este lado", le contesto el empírico.

Y cuando FORMA, es decir cuando matiza, ya editorialmente, ya en el caso evidente de los columnistas, debe quedar muy claro ante el lector que es solo "una opinión" a sopesar, para que forme la suya propia. Soy de los que pienso que los periodistas con una militancia política activa, con o sin carnet, deberían informar al lector de su condición pensante.

Es totalmente deshonesto, injusto y deshonroso, intentar DEFORMAR la opinión del lector, ya mediante la DESINFORMACION, (censura total o parcial) ya mediante la manipulación interesada y consciente de la noticia y su DEFORMACION. (Censura encubierta)

La libertad de expresión viene limitada por el derecho a la verdad de los demás. Y esta limitación no la disminuye sino que la enaltece al "obligar" al expresante a buscar la verdad con ahínco, y a expresarla con humildad al opinar. Todo acercamiento a la verdad humaniza al hombre y toda sabiduría lleva a la humildad intelectual.

Y es evidentemente un craso error creer que la Prensa "equilibra siempre la balanza" y "pone las cosas en su sitio".

Es maquiavélicamente erróneo igualar prensa a verdad en la primera parte de un artículo, para a continuación ofrecernos la particular y durísima opinión sobre unos hechos o manifestaciones políticas, pues echan al saco del error, la maldad y la mentira toda otra opinión. ("distorsionar, manipular, terrorismo escrito", etc. Y aunque no es el tema y duela o no duela, la "reinserción" de terroristas "con delitos de sangre", y por la puerta falsa de la desinformación, como solución al terrorismo, será siempre respetablemente opinable, ya en favor, o ya en contra.

Claro que lo que antecede son "criterios" personales míos que al ofrecerlos a los demás pasan necesariamente a ser "mi particular opinión", y mi opinión de la opinión.

Carlos Portillo Scharfhausen.

DNI 00.145.415

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